Noviembre de 2024 marcó un momento histórico en la relación entre El Salvador y Costa Rica. En una visita oficial cargada de simbolismo, el presidente salvadoreño Nayib Bukele fue recibido por su homólogo costarricense, Rodrigo Chaves, con todos los honores de Estado. Más que una visita diplomática, el encuentro consolidó una alianza estratégica en materia de seguridad, desarrollo institucional y visión regional.
Una visita con peso político
Durante dos días, Bukele fue el centro de atención en San José. Rodrigo Chaves no escatimó en elogios al mandatario salvadoreño, a quien calificó como “un líder que ha dejado huella más allá de su país” y “un experto en seguridad pública”. La cena de gala en el Teatro Nacional y la condecoración oficial reflejaron el nivel de admiración del gobierno costarricense hacia el modelo Bukele.
Costa Rica, un país tradicionalmente visto como bastión de estabilidad democrática, atraviesa una crisis de seguridad sin precedentes, con una tasa récord de homicidios de 17.2 por cada 100.000 habitantes. En este contexto, la figura de Bukele, que ha logrado convertir a El Salvador en el país más seguro del continente según datos internacionales, resulta cada vez más atractiva.
Durante la visita, ambos mandatarios discutieron la posibilidad de crear una “liga de naciones” con otros gobiernos centroamericanos para plantear proyectos de interés común ante la comunidad internacional, especialmente ahora que Donald Trump ya ocupa nuevamente la presidencia de los Estados Unidos.
La megacárcel salvadoreña como modelo
Uno de los puntos más concretos y ambiciosos de la cooperación bilateral fue la asesoría brindada por El Salvador para que Costa Rica construya su propia megacárcel, inspirada en el modelo del Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT). Este penal salvadoreño, con capacidad para 40.000 reclusos, se ha convertido en un símbolo del enfoque de “mano dura” con el que Bukele ha combatido el crimen organizado.
Según reveló La República de Costa Rica, el ministro de Justicia costarricense, Gérald Campos, visitó El Salvador en Marzo de 2025 y regresó con los planos del CECOT, los cuales permitirán a Costa Rica ahorrar hasta $25 millones en la construcción de su propia prisión de máxima seguridad.
“Fuimos a trabajar por una Costa Rica más segura y eficiente. Gracias a esta cooperación, podríamos reducir el costo del proyecto de $60 millones a $35 millones”, declaró Campos.
Más allá de planos: un cambio de paradigma
En declaraciones recogidas por Bloomberg Línea, el presidente Chaves señaló que su gobierno está “preparando el sistema penitenciario para un cambio estructural”, el cual incluirá reformas legislativas y judiciales necesarias para llenar la nueva prisión con delincuentes, en lugar de dejarlos en libertad por leyes “blandas”.
Además de los planos y la visita técnica al CECOT, la delegación costarricense fue asesorada directamente por el ministro salvadoreño de Seguridad, Gustavo Villatoro. “No se trata de copiar y pegar, sino de adaptar lo que funciona para rescatar a miles de costarricenses”, dijo Villatoro, reafirmando el enfoque colaborativo de esta alianza.
Cooperación más allá de las rejas
Durante la visita de Bukele en Noviembre de 2024, Costa Rica enfrentaba una emergencia nacional por lluvias intensas e inundaciones en la franja pacífica del país. En un gesto espontáneo y solidario, Bukele ofreció el envío inmediato de una brigada salvadoreña compuesta por socorristas, médicos y cerca de 70 militares para apoyar las labores de rescate y asistencia humanitaria.
Aunque algunos sectores políticos cuestionaron el ingreso de tropas extranjeras al país, la acción fue vista por muchos como un acto generoso. Legisladores oficialistas y de oposición reconocieron la necesidad de respuestas rápidas ante la emergencia y agradecieron el apoyo salvadoreño.
Un modelo que trasciende fronteras
El respaldo popular hacia Nayib Bukele no se limita a El Salvador. Encuestas regionales muestran que un creciente número de latinoamericanos —como el 42 % de los chilenos, según El País— desean líderes con un estilo similar al del presidente salvadoreño. Su estrategia de seguridad y gobernabilidad, aunque no exenta de críticas, está ganando terreno en países que enfrentan crecientes desafíos frente al crimen organizado.
Costa Rica, con su reputación democrática y su actual crisis de violencia, se convierte así en el primer país que da un paso firme hacia la adopción del modelo Bukele. No solo como una estrategia contra el crimen, sino como un nuevo enfoque de liderazgo que apunta a resultados tangibles, por encima de los discursos tradicionales.
La pregunta que queda es: ¿será Costa Rica el primero de muchos países en seguir este camino? El tiempo y los resultados dirán. Lo que es indiscutible es que la visita de Nayib Bukele ha dejado una marca profunda en la política costarricense… y posiblemente en toda Centroamérica.